Los reguladores de crecimiento son productos fitosanitarios que se emplean cada día más en los campos de golf y, dentro de ellos, más asiduamente en diferentes áreas de juego por los benéficos que conlleva su aplicación adecuada. Sin embargo, también es importante resaltar la importancia de realizar un uso correcto y bien gestionado de este producto durante las épocas más propicias para poder obtener los máximos resultados y minimizar los posibles factores adversos de una incorrecta aplicación. Asimismo, es imprescindible, como gestores profesionales de superficies de juego, estar al corriente del Registro de Productos Fitosanitarios autorizados por el MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación).

Con este preámbulo, se hace necesario recordar que los reguladores de crecimiento son sustancias cuya función principal en golf, pero no la única, es el bloqueo temporal de la producción de ácido giberélico dentro de los tejidos de la planta, lo cual limita de una manera efectiva la elongación de las células y, por tanto, el crecimiento vertical. Estas interacciones a nivel fisiológico en la planta deben ser bien conocidas para poder hacer las aplicaciones en el momento más idóneo, según factores claves como temperaturas, estrés, crecimiento, especie, área de juego y objetivos deseados.

Entre los objetivos más destacados en el uso correcto de reguladores de crecimiento podríamos subrayar los siguientes:

  • Reducción de la frecuencia de corte y una menor cantidad de restos de siega.
  • Mejora de la consistencia de las velocidades en greenes durante el día.
  • Mayor tolerancia al estrés de tráfico, por el incremento de la densidad.
  • Estimulación del crecimiento horizontal y radical de la planta.
  • Reducción en la producción de semillas de Poa annua en greenes.
  • Reducción de las necesidades hídricas de la gramínea.
  • Disminución de las horas de trabajo de corte y, por lo tanto, consiguiendo un ahorro de costes.

Todos estos beneficios, sobradamente conocidos por la gran mayoría de los Head Greenkeepers, corren el riesgo de no ser materializados si la aplicación no se realiza correctamente en tiempo y forma. Incluso se pueden cometer errores importantes en la gestión agronómica si no se tienen en cuenta los factores que se detallan a continuación:

Temperatura: La temperatura influye en la asimilación y longevidad del producto en la planta.

Nitrógeno: El uso de unidades de nitrógeno (2,5 kg/ha N) en la aplicación del producto, facilita una mejor asimilación y absorción del producto.

Frecuencia de aplicación: La frecuencia de aplicación es un factor clave que depende de muchos factores, pero cada vez es más frecuente realizar aplicaciones cada 2 ó 3 semanas, obteniendo resultados más satisfactorios en el control de la curva de crecimiento y persistencia del producto.

Dosis de aplicación: Se recomienda comenzar con dosis de aplicaciones más bajas y posteriormente ir aumentando para habituar a la planta.

Especie de césped: Muy importante tener en cuenta la dosis de aplicaciones en función de la especie de césped. En Paspalum, Bermuda o Poa, por ejemplo, las dosis son más altas que en Agrostis.

Área de juego. Dependiendo del área de juego, green, calle o rough, las dosis varían considerablemente, por lo que es un factor muy a tener en cuenta.

Aplicación mixta: Cada día más se aplican dos reguladores de crecimiento diferentes para conseguir objetivos más amplios, especialmente en calles y rough.

Labores culturales: La programación de la última o primera aplicación de un regulador de crecimiento debe ir acorde a las labores agronómicas planificadas, tales como pinchado o escarificados, para que no interfiera en la recuperación u objetivos propuestos.

Torneos de golf: El uso de reguladores de crecimiento en torneo es, a día de hoy, indispensable si queremos tener homogeneidad de velocidad en el día y durante el torneo. El inicio de las aplicaciones debe ser programada como mínimo 3-4 semanas antes del torneo.

Persistencia del producto: La máxima persistencia del producto en planta se estima en 4 semanas, aunque hay factores, como la temperatura, que pueden reducir considerablemente su eficacia y persistencia.

Volumen de caldo: El volumen de caldo en la aplicación y el tipo de boquilla elegida es primordial para la correcta distribución del producto en hoja. Se recomienda caldos mínimos de 250 litros/Ha, pero siendo recomendable irnos a 350 litros/Ha.

Asimilación del producto: Existen diferentes reguladores, los cuales difieren en su mecanismo de penetración en la planta. En función de que sea de tipo absorción foliar o radicular, deberemos programar riegos posteriores o evitarlos.

Limpieza de boquillas. La verificación de los elementos de aplicación antes y durante la aplicación es decisiva para evitar errores, minimizando el riesgo de sobredosis en la planta.

Solapes en tratamiento: Los solapes en los tratamientos suelen ser un error muy común, por lo que los marcadores de espuma o color son necesarios, a la vez que un operador experimentado.

Deriva y viento:  Al ser aplicaciones donde se busca gota fina para mejor distribución del producto, el factor de la deriva del viento, presión y método de aplicación debe ser muy tenido en cuenta.

Collares de greenes: Es muy importante tener en cuenta donde van dirigidas las aplicaciones, porque un regulador de crecimiento que esté dirigido a greenes y se realicen en los collares o zonas exterior de greenes, pueden ocasionar efectos no deseados.

En resumen, la aplicación de reguladores de crecimiento se debe contemplar en el plan agronómico de cualquier campo de golf como práctica agronómica habitual, siendo indispensable la correcta programación y ejecución para optimizar sus beneficios.

 

Carlos Arroyal

Junta directiva de la AEdG

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